viernes, 26 de diciembre de 2008

ANOCHE

Y te hiciste real
como un ángel caído
en mitad de mi sueño
para llenarme el sueño de inminencias.

Allí estabas:
luminoso, palpable, inmaterial
brotando de lo onírico
con bruscas insurgencias amorosas,
a oleadas
como una muchedumbre de caricias
invadiendo con furia ingobernable
las calles de mi cuerpo aletargado.

Lo mismo que un prodigio
contado alguna noche junto al fuego.

Nunca hubo
perplejidad más lúcida,
anhelo más tangible.

Nunca hubo
un lugar más concreto
que mi alucinación crepuscular.

Y en mitad de la noche deseé
hundirme, disolverme, diluirme,
en abrazos apócrifos
en grutas incorpóreas
donde tañen confusos desconciertos
agrandando los pulsos de las sombras
igual que el corazón de los relojes
agranda su latido en la madera.

Ser una gota más
perdida en el sonámbulo sudor
del pecho sofocado y codicioso
que en sueños me acunaba con ternura;
un suspiro en tus labios, una queja,
una pregunta apenas formulada.

Pero una certidumbre entre lo incierto
de un sueño pasajero e interino.

Ser un amor de otoño
encendiendo sus últimas hogueras
junto al mar, anoche, que no estabas.
Anoche.


Gaviola en Marineda. En un 6 de Agosto de 2007.




Anoche.

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